domingo, 28 de diciembre de 2008

Navidad sin panetón

Esta Navidad, por motivos que ya no pude controlar, tuve que pasar - nuevamente - las fiestas lejos de mi familia. Me dolió mucho, especialmente porque el año pasado ha sido la primera vez que me sucedió y este año, por mas que traté, simplemente, no se dió. Ésto, me dió la oportunidad de reflexionar de lo que hace nuestra navidad peruana tan especial y sobre lo que verdaderamente, no extrañaré mucho.

Digamos, que nunca fui muy fanática del panetón. Digamos que tampoco soy muy fanática del chocolate caliente. Pero lo del chocolate es más por obligación que por gusto. Siendo alérgica, como que me acostumbré a que no me guste. Además...¿Quién toma chocolate caliente en pleno verano?



Nunca me puse a pensar, cuando era niña, en que no en todos los países del planeta, la navidad cae a principios del verano, cosa que sí sucede en el Perú. Claro, que con la tele y todas las gringadas que nos caen en la televisión nacional, una se da cuenta con los años, que la navidad, blanca navidad es más promocionada que una navidad en la playa o un Papá Noel con shorts. No hay nieve, y lo más probable, es que el 26 una se vaya a la playa con los amigos a quedarse sentado en la casa sin hacer nada. Alguna vez, en uno de esos grandes viajes familiares, experimenté nieve y navidad al mismo tiempo. El frío imposible y las grandes tradiciones del hemisferio norte que tanto nos bombardean los medios.


El pavo sabe igual en todas partes, claro que en mi casa mi papá lo adereza con puros condimentos peruanos, que en estos lares británicos no son tan facil de conseguir. Unos toques de pisco también ayudan. No hay puré de camote, sino colecitas de bruselas. No hay ensaladas de papa o rusa, sino papas al horno. No hay salsa de manzana, sino salsa de arándanos. No hay panetón, sino el pudding navideño, acompañado con una salsa de brandy. No hay árbol de navidad de plástico color pino, sino un pino verdadero. El olor es riquísimo. Infaltables los crackers, antes de cenar. Mini piñatas con sorpresita adentro. Tal vez las cosas cambian según la familia, como en mi país.


La cena no es el 24 por la noche, para recibir el 25. Se cena el 25, claro, que en la mañana se abren los regalos. Los peruanos celebramos todo en una misma noche. Digo, para que esperar... ¿verdad? Todo de sopetón: Cena + regalos. Con fuegos artificales y cohetones al dar la medianoche. Me imagino que acá, dependiendo de la religión, también se coloca un nacimiento. Pues yo me traje uno bien peruanito, para poner a mi niño a las 12 y empezar mi nueva tradición nacimientera.





Seré honesta. Extrañé la idea de ver el panetón en la mesa. Esa será siempre mi referencia navideña. Es extraño no escuchar los cohetes a la medianoche, pero creo que acá el tema seguridad ciudadana esta mejor controlado o tal vez son menos entusiastas que nosotros. A ver si me animo y empiezo a dispersar nuestras tradiciones. Tal vez se animen y vendan aunque sea chispistas mariposa para celebrar.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

HELADEEEROOOO...


Cuando era chica, y estaba de vacaciones, mi hermana y yo esperábamos con ansia el sonido de la corneta característica del heladero. A veces se nos pasaba, porque claro, no es que vayan muy lento que digamos. Así que habia que gritar hasta el final de la calle... "¡HELADEROOOOOO!"

Nosotros siempre pedíamos casi siempre lo mismo. Alguna vez me acuerdo que me pedi un "buen humor"... extraordinario. Claro, todo esto antes que se descubriera que era alérgica hasta del aire. Mi favorito siempre fue la copa "copacabana", como dice la cancioncita. Era de vainilla y lúcuma, bastante inocuo para mis "maladies"... Mi mamá, "copa esmeralda", obvio, con maní y chocolate de sombrerito. Mi papá, "bombones"... hasta ahora. Mi hermana, bueno, creo que a ella siempre le gusto comer el "sandwich"...ese que tenía galleta de chocolate. Bien chocolatosos en mi familia...

D'onofrio. Apellido extranjero, pero peruanazo. Carretillas amarillas. Heladeros de todo calibre. Los de siempre, los del barrio, los de paso... es mas...alguna vez me aluciné teniendo una cornetita de esas...lo único que alcanzé a tener, fue una corneta mas parecida a la de los panaderos en mi bicicleta traspasada de hermana mayor (con sticker de cactus en desierto californiano en el costado).

Qué rico el verano con un heladito de carretilla, como quien no quiere la cosa, saliendo de tu casa, camino a donde sea, un heladito. De a china, de a luca, lo que sea.

Aprovechando mi corta estadía en Lima, me compre un "donito". En una esquina sanisidrina, al medio día...esa lúcuma D'onofrio incomparable, me regresó a mis días del "copacabana", que ahora se llama "kopakbana", o algo así. Es más, o yo he crecido, o es que acaso ¿no eran mas grandes?

Aparte que me gané con los fuegos artificiales de este año...


El BOOM del verano.