Hay que ver la capacidad de aprecio a la naturaleza que se tiene. Acá no encuentras ni papelitos, ni envolturas de caramelos ni botellas vacías chorreadas por las esquinas o escondidas bajo los árboles. Los dueños de los perros limpian los tesoritos dejados por sus mascotas. Nadie está detrás de nadie, porque claro, quién se va a sentar en el pedacito de jardín con olor a caquita.
Southampton Common
En el sur de Inglaterra hay más sol. Sin duda. Es una de las ventajas de vivir acá. La gente está más acostumbrada al buen clima, a que no llueva tanto y a dar por sentada la presencia del gran parque que se ubica en el medio de la ciudad. Estilo Central Park en Nueva York. Diferente escala, por supuesto. Dependiendo del lugar donde entres, parece que te sumerges en un bosque para luego salir a explanadas completas llenas de florecitas minúsculas y áreas verdes para hacer lo que se te de, literalmente, la regalada gana.
Da un poco de curiosidad pensar que en Glasgow, los días con sol son...escasos. O los días en los que no llueva. Ni bien asoma un rayo de sol, es increíble ver a los chicos universitarios llenar las colinas del Kelvingrove Park...con botellas de sidra, sánguches y papitas.
A mi nunca me dejaron sentarme en el Parque Kennedy en el jardín a tertuliar con mis amigos, y pobre que se me ocurra admirar las florecitas más de cerca. Pero todo es cuestión de costumbres. Si supieramos cuidar las cosas de verdad, tal vez no tendríamos tantas restricciones. Hasta en la playa encontramos basura después de un día de bañistas. ¿Aprenderemos algún día?
A falta de playa...parque. Si señores, también se puede tomar el sol en el parque. ¡Buen finde!
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