domingo, 23 de mayo de 2010

La prima Vera

Después de un ASQUEROSO invierno...(y que conste que ya me he acostumbrado al invierno glacial de Escocia) por fin se siente el cambio de clima. Ya tocaba. Si bien hace sol, el viento que nos llega del norte no es nada placentero. Aparte de la lluvia, claro está.

Mi barrio en enero


Porque claro, mi limitado conocimiento de como funcionan las estaciones en el mundo (Lima es un universo alterno) me permitió el sorprenderme de como funciona de verdad en otros lugares. Viviendo en Barcelona disfruté del sol casi perenne y a apreciar la lluvia de a de veras. La llovizna limeña es...bueno. Eso no es lluvia. Lo que si no me pasó nunca en Barcelona fue vivir a diarion con la nieve. Diferente es visitar, y reirse y jugar con la nieve. Pero convivir con ella, y tener que salir y tratar de no resbalarse, toma un poco de entrenamiento.

Finalmente se acabó la nieve, llegaron las lluvias y con ellas las flores, los árboles y los abejorros y los pajarillos, la la la. A diferencia del año pasado, parece que este se nos viene mucho más caluroso. La verdad, ya tocaba. Me mal acostumbre al calor calcinante de Barcelona y digamos que Lima es bastante templadita comparada con esta isla.

Las margaritas en el parque


Ya se puede salir sin chompita, usar sandalias y hacer parillitas. El parque de la ciudad se llena con parrillas portátiles de todos tamaños. Una hamburguesería. Pero a diferencia de playa, pues al parque ¿no? No hay carretillas de helados sino camioncitos que venden helados y gaseosas. Es una versión de un Central Park. La gente lo usa como si fuera playa. Southampton Common corazón.

La verdad me hace falta un verano de verdad. Ando muy pálida, a pesar de lo que diga el resto (siempre seré la más morena) me hace falta un buen BRONZ. Mi organismo me lo pide. SPF 30, por supuesto.

¿Mis alergias? Pues de momento, pataleando un poco. Me pican los ojos, pero nada incontrolable. Mi fabulosa Loratadina 10mg me ayuda en mis momentos de angustia. Claro, como no es muy baratita, tengo que racionar el uso.

¿Deportes primaverales? De momento ninguno. Después de haber aprendido a patinar en línea y no haberlo seguido, la verdad ya no me siento para esos menesteres. Además que regalé los patines (los usé dos veces) a alguien que los use de verdad y los disfrute más que yo. Aunque una bicla no me vendría mal, la verdad. Pero una de esas antiguas, pequeñas y sin tanto cablecito.

Porque con ella me quiero pasear, y rodar y llegar a mi destino sin tener que acelerar mucho el paso. A mi estilo pues. Disfrutando. Aunque después de ver tanta nieve, mejor tomo el bus. No estoy para resbalarme.

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