jueves, 28 de agosto de 2008

A Wilson, por favor....

Es una vaina estar sin computadora. Mi laptop de la vida, decidió que ya no le gusta el Windows XP y por eso, hizo kaput, la pobre. Tan linda ella, con un sticker representativo de sus épocas de viaje...Además, es una laptop que compré a principios del 2006, lo que me hace pensar que vió la luz del día a finales o mediados del 2005. Osea...esta vieja.


Es increíble lo dependiente que termina siendo uno del internet y derivados. Para mi es super importante, ya que viviendo lejos, es la manera más fácil y barata de comunicarme con mis amigos y mi familia (viva el skype). Pero ya a estas alturas de mi vida, he aprendido a no apegarme de los objetos inanimados, tales como... cámaras, televisiones, computadoras.


Panchito I (mi computadora casera, de esas con el monitor gigante de marca de pajaritos) dedidio patalear a mediados de mi tesis. Todo un desastre. Lloré como marrana, especialmente porque tenía HUEVADAS, sí, huevadas sin importancia que me paraba bajando del mundo cibernético que me parecían mas importantes que mi monografía y planos (les paraba haciendo backups, así que no había mucho problema...).


Panchito II no sobrevivió largo y tendido como esperaba. Después de un par de años también decidió colgar la toalla y mis papás la volvieron a renovar. Ahora todo mi arsenal de estupideces reposa plácidamente en una carpeta especial en la versión mejorada de mi vieja computadora. Al menos todavía existe para beneplácito de mi nostalgia personal.


Acá no hay un Wilson querido, a donde recurrir en caso de computadoras psicóticas. No está el patita de confianza al que siempre llamas que le arregla las computadoras a tu hermana o tu papá para que te arregle la tuya. Si los hay, están desperdigados y en tiendas especializadas, con precios un poco subidos de peso. Será que tal vez si existe pero no se cómo ubicarlo...me tendré que sumergir en el mundo cibernético escocés, aunque la verdad, no se ve muy promisorio.


De momento, ando mendigando computadora. No se siente muy bien, pero no queda de otra. Igual, a esta máquina no le tengo tanto cariño como a la predecesora CPU de la vida. Ya sufrí demasiadas decepciones tecnológicas como para pensar que ésta puede ser mejor.


Mándenme un monstruo en computación por favor!! Gracias.



R.I.P.



sábado, 23 de agosto de 2008

Pucha, quiero playa.

La ventaja, dentro de muchas otras cosas más, que yo le encontré de vivir temporalmente en Barcelona, fue la playa. Está a un paso. Bueno, a más de cien seguro. Pero esta ahí. Al final de las Ramblas. Más allacito del monumento a Cristobal Colón.

Más allá del Maremagnum y del Port Olimpic, está la playa. La Barceloneta. Playa urbana, sin duda.

Soy una chica de mar, indudable. No seré loca-playa o nunca lo habré sido en mi infancia, creo que simplemente por el hecho de ser una vecina del pujante distrito de Barranco. Siempre estuvo ahí. Abajo del malecón de por mi casa. Bastaba con caminar una cuadra, y ya se escuchaba el mar, las olas, la risa de la gente. Creo que eso es lo que me gusta. Para mi eso es playa. La gente, el heladero, el chiquito con la pelota y la familia simplemente disfrutando el día.

Un clasico día de playa, era obviamente, domingo. Nos alistábamos, con ropas de baño de temporada, con juguetes de plástico de temporada (o los antiguos, que más daba), y con nuestras tablas de crush. Naranjas. Aquel que haya crecido en los ochentas, sabe lo que es una de esas. Luego, agarrar el volkswagen familiar, sin cinturones de seguridad y traca traca, a la playa. Surcando, en ese entonces, los aparentemente inhabitados pantanos de Villa y cruzándonos con más carros camino al sur.

Imprescindible, la comida. Mi familia era sanguchera. Cada que ibamos a la playa, era fijo: Pan Pyc con jamón y queso. Hasta podría ser que ese domingo, solo jamón. Inca kola comprada pasando el peaje que esta por Conchán, si mal no recuerdo (pof, hablo como si hace siglos he salido de la gran Lima). Esos puestitos del peaje son la muerte. Venden desde revistas hasta sombrillas, juguetes, gaseosas, helados, lo que la imaginación permita.

Nosotros íbamos a Santa María. Bueno, vamos. La única playa con entrada de pinos. Fabulosa, diferente. De chibola me alucinaba ver los pinos a la distancia. Mar tranquilón de cuando en cuando, y no muy grande ni demasiado poblada. A la salida del mar, sacarse la arena. Fijo. Papá nos mataba con la mirada cuando veía granitos de arena en su carro. Nos compraba barquillos. Esos tubitos, esos. Copa esmeralda D'Onofrio para mi mamá y él, una caja de Bombones.

Pasábamos por pan de regreso a la casa. Lurín, obvio. Chicharrones por doquier. Luego, un lonche-comida para acabar el día. Esos eran nuestros días de playa limeños por ese entonces.

Estando ya en Barcelona, imposible recrearlos, obviamente. Pero me deleitaba sabiendo que también a un paso de mi "piso" (bueno, a varias cuadras la verdad, pero caminable) también estaba la playa.

Así como me iba al sur de chica en Lima, en Barcelona agarré la costumbre de no ir a la Barceloneta a bañarme (playas urbanas... ustedes saben, en todas partes, siempre son bastante sucias), así que trataba de organizar a los amigos para irnos hasta Sitges. Treinta minutos en tren desde Barcelona.

El mar mediterráneo es diferente. En principio no es tan frio, y es muy tranquilo. Pocas veces he visto marea fuerte. De haberlas habido, nunca lo supe. Podía caminar con confianza hasta que el agua me llegue a la cintura o al torso, y nadaba. Nadé como nunca pude nadar en Santa María. Porque ahora que lo pienso, me parece que el Océano Pacífico tiene mas oleaje.

Trate de recrear mis días. Claro que el jamón (inglés) no era el mismo y el pan menos. Pero me hacía mis sanguchitos de queso crema con tomate o pimientos, compraba un agua (ahora trato de ser mas light, además la Inca Kola es super cara en Barcelona, aparte es la versión norteamericana, puaj) y a ponerse negra. Disfrutar el mar, las olas y el ruidito. Ese ruido playero, que esté donde esté, me transporta a mis veranos limeños. Imaginarios de momento desde mi locación actual en Escocia.

Confieso que alguna vez, camino a la playa, canté en mi mente Los Patos y Las Patas de los NSQ.

Yo, patinando en la Barceloneta...

viernes, 22 de agosto de 2008

Chessssss...

El otro día, muy tranquila, mirando un programa de televisión, dijeron que la ciudad de Glasgow (en Escocia) es una de las más pobres del Reino Unido, y que también cuenta con un alto índice de criminalidad. Aguanta, choche. Yo vivo en Glasgow.

A pesar de que Glasgow y la gran Lima puedan tener ciertas similitudes (ver párrafo anterior), Glasgow peca de no ser todavía mi mejor amiga. Nos estamos conociendo. Digamos que Lima es mi pata, mi yunta, mi choche. Capto en que onda está, como se ha despertado y con qué ánimos se acuesta. Te conozco, mosco.

Si bien vivo en una zona, que comparativamente hablando, puede ubicarse en el mapa mental limeño como un segundo Barranco (el West End de Glasgow tiene sus lados bohemios y muy amables y muy artísticos también), me falta encontrar un "Juanito" o un lugar como "La Noche", de los cuales creo haber sido caserita en mis etapas universitarias.

Pues, si. Este es un post medio nostálgico. Hace varios días estoy con antojo de sánguche de pavo (con casi todas sus salsas) del Monstro's, o Montruos? Tejadita, que alguna vez probé su super sánguche (¿todavía sobrevive?), y la chicha de la bodega de la esquina de 28 de julio con Grau. Eran un clásico entre mi hermana y yo ir a comprar la chicha y que luego nos den un kekito envuelto con pedacito de papel bulky cariñosamente cortado para no tocarlo con la mano sucia... sucia de micro, tal vez. Lastimosamente cerró porque la señora falleció y el señor obviamente que se hacía con la bodega...

Acá lo que venden son los famosos "fish and chips". Yo, en mi mente soñadora, me aluciné que eran asi como tiritas de pescado, no sé pues, como lo que venden en Wong o Metro para meter al microondas, tipo nuggets. Na' q veeeeer... es un pescado refrito, en masita para que frite mejor, del tamaño de la mano de uno, sin cortar ni nada.

Mejor dicho, el corte de toyo que te daban en el mercado de Barranco? Así. sobre una cama de papas fritas bien grasositas...envueltas...EN PAPEL BULKY!!! No me lo podía creer. Claro, que como yo soy alérgica hasta del arroz, no puedo comer pescado. Pero, me intentaré sumergir en la cultura de la fritura de este país. Frien todo. Hasta pizzas. Super interesante.

Ya llegará el tiempo en que encuentre mi versión escocesa de La Noche y del Juanito. Tal vez en añoranza a la Inca Kola empiece a tomar con más frecuencia IRN-BRU.

Caray. Me acabo de acordar del panadero que pasa cual reloj como a las seis y media por mi casa a dejar el pan. Pucha, qué recuerdos...

lunes, 18 de agosto de 2008

Parrillada a la escocesa


Mi novio tiene un amigo que toca, al buen estilo escocés, la gaita. Este amigo es un toque loco, la verdad. Anda mas perdido en la luna de Paita... me impresiona. Pero es super buena gente y bueno...toca la gaita. Para mi eso es un plus. Para los escoceses, un curso mas de música en la escuela.

En fin, nos invito a una parrillada en Loch Lomond. Que quede en claro que esto no es un club ni nada. Así que playita junto al lago que encuentres, te sientas. No pagas nada, es como una especie de parque natural. Sin embargo, hay mucha conciencia ambiental en general. No hay nadie que esté detrás de uno diciéndote que no botes basura o que hagas fogatas en las áreas asignadas. La gente lo hace porque sabe que eso se tiene que hacer y punto.

Acá las parrilladas son bastante simples para mi: Chuletas de cordero, hamburguesas, salchichas, vegetales tal vez.... no como mi rica Lima, un anticuchito con ají al lado, choclo con más ají encima... carne bien condimentada, chemichurri...etc. Así que compramos lo necesario, más vegetales, bebidas, sidra, cerveza, y IRN-BRU.

Digamos que esta bebiba es la versión escocesa de la Inca Kola. No parece tener como...la misma importancia "culinaria" que IRN-BRU, pero se defiende. La gente de acá la siente como algo tan propio como el whisky. No sabe nada mal, pero prefiero la bebiba del Perú ;)

Volviendo al tema de la parrillada... Este amigo nos pidió que llevaramos la guitarra (mi novio tiene más de una), y despúes de empacar nuestros bultos, arrancamos para el departamento de este chico a recojer a los demás que iban a ir con nosotros en el carro. Entre el grupo de chicos que fue, había un chico que traía un cajón. ¡SI!, un cajón peruano. En Escocia. No saben la emoción, y en la otra mano, una botella de PISCO.

Así que nos pusimos a conversar. Su novia se había ido al Perú por 3 meses para visitar y practicar su español (o es castellano...), le trajo de regalo una botella Ocucaje de Pisco, y un cajón del barrio, según él, más cutre de toda Lima. A ver... ¿Cuál es el barrio más cutre de Lima? ¿Dónde hacen cajones y los venden baratitos?

Los hombres (rar) hicieron la fogata - para la hora que llegamos, pasadas las nueve de la noche, ya no se veía absolutamente nada, ja... pero estuvo divertido, cocinando a oscuras en parrillas descartables compradas a ultimo minuto.

El gaitero y el cajonero improvisado empezaron a tocar. La gaita tipicamente escocesa y el cajón tipicamente peruano se confundieron en una armonia extraordinaria. Empezamos a bailar a la luz de la luna llena, esperando a los lobos y tomando pisco al lado de la fogata. Cajoneando, y gaiteando. Fue una noche super especial con hamburguesa de vacas escocesas y hamburguesas vegetarianas (ya digo, que habia de todo en el grupo). Hicimos una buena combinación y fusión de músicas típicas y bailes internacionales... ¡Qué buena noche!

Pero francamente...me falto mi anticucho.



Mi primera entrada

Después de un buen tiempo de no hacer nada productivo en la web (solía tener una pseudo página web que actualizaba con dibujos hechos por mi, y trivialidades sobre mi vida que a nadie importaban...), me animo a publicar en blogger.

Tengo un livejournal, pero quiero safarme un toque de ese "planeta". Quiero algo mas simplecito como para... matar el aburrimiento que me ataca de cuando en cuando.

Así que, después de un par de años en Barcelona (visca Catalunya), me traslado a Escocia para estar con el love de my life a tratar de empezar un nuevo capítulo en mi vida...

Aparte del clima, que es más feo que Lima en invierno (siendo verano, eh!), el pais es super bonito y bastante verde (seguro gracias a toda el agua que cae del cielo...). Cuesta un toque captar el acento escocés, que es obviamente recontra diferente a mi triste acento peruano-norte-americano que aprendí en el ICPNA (¡Que viva la Soto!), pero creo que lo lograré... - el otro día que fuí al mercado a comprar un par de cosillas, me encontré preguntandole al de la caja ochenta mil veces que qué era lo que me intentaba decir. Pacientemente me repitió su intención de ofrecerme una bolsita para mi compra... jeje...

Without further ado...

Perucha en Escocia...reportando directo en directo.