jueves, 29 de enero de 2009

Mi amor por la bebida

Salir a un pub por estos lares se siente como un Oktoberfest constante. La cantidad de cervezas de todo tipo, ya sean ales o lagers, es impresionante. Sidras de manzana, pera, frutos del bosque, cervezas organicas, de cerezas, con aromas frutados, para vegetarianos... la lista es larga. Maltas, las importadas, las locales, las que se producen en el mismo pub. La cerveza de jengibre (ginger beer NO ES ginger ale), la ginger ale, las de australia y las tiendas especializadas que venden hasta cervezas mexicanas (no, no me refiero a las Corona).

La verdad, yo nunca he sido muy amiga de la cerveza. No diré que nunca la he tomado, porque sería una mentira super mentirosa. Es mas, me acuerdo de ese primer vaso de cerveza que probé en el quinceañero de una amiga de mi hermana a los doce años. Nada mal, amarga, fresca, pero me sentí como importante. Mi primer trago de alcohol en una fiesta. Claro, estaba pre-adolescente, todo me parecía genial. Excepto por el vestido rojo que llevaba esa noche. Un horror.

Cuando estuve en la universidad, salíamos mucho a La Noche. Era EL sitio. Tal vez y lo siga siendo. Con el patio para bailar, sus conciertos Mar de Copas, la canchita en la barra y ese par de chelas bien heladitas mientras uno bailaba al son de Los Fabulosos Cadillacs, algún que otro merengue, una salsa sensual del momento, o Los Piojos. Creo que en esos momentos, me adapté mucho al mundo cervecero y le entré al asunto. Aunque de cuando en cuando me compraba un "gin con gin", que en esos momentos era de los tragos más baratos del bar. Me enganché. Descubrí el mundo del cocktail, y creo que aparté a mi amiga chela para poder degustar del ron, vodka, piscos, y demás.

Alguna vez me gané el apelativo de XimeRon. Bien merecido, por caer bajo los efectos de un super brindis con ron que nos mandamos un dia antes de un concierto Mar de Copas. Cuando me acuerdo, me da risa. No olvidarse jamás de la sangría. Pero esa la relaciono mas con un almuerzo familiar o una pizza entre amigos, no se...

En Barcelona caí rendida al kalimotxo, el lambrusco y las claras. Con un par de amigas, cuando podíamos, los fines de semana nos comprábamos una botella de lambrusco por cabeza, y a disfrutar de la noche. De más esta decir, que como éramos estudiantes, teníamos un presupuesto bastante limitado. El lambrusco creo, suplía la necesidad de alcohol y era sensible con el bolsillo. Además que seré honesta...la cerveza...a veces me parece aburrida. Al menos con los cocktails hay variedad, hay color, hay procedencia...puede sonar un poco mas frívolo, pero me gusta tomar una bebida de color azul de vez en cuando.

Sin embargo, es dificil negar la gran calidad y cantidad de diferentes cervezas británicas, y sabores que pueden tener. Orígenes muy arraigados, que una tarde en el pub es una de las actividades preferidas por acá. Al menos, así lo veo yo. Así me gusta. Claro que acá, en Escocia, el whisky no puede pasar a segundo plano. De la cerveza, a un whisky.

Whiskys de todos sabores, de diferentes años, single malt, blended. De todo tipo. Unos más claros, unos más oscuros. Antes, yo pensaba que Johnny Walker no estaba nada mal, pero ahora creo que me inclino por el Glenrothes. Ah...ya estoy aprendiendo...no que no. Aunque creo que uno de los más populares es The Famous Grouse.

Entonces en un pub común y silvestre, muy de barrio hay: Ales, Beers, Whiskys, Colas, Ciders, Spirits. Para vegetarianos o carnívoros. Para todo gusto, para todo momento u ocasión. Hay cervezas invitadas, protagonistas, nuevas, las de ayer, hoy y siempre. Señor, señora, departa un momento con los amigos y disfrute del dulce sabor de... la sidra de la casa. Un par de hielos, por favor, que a veces, dependiendo del tipo de sidra, sabe mejor.


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